2. La prueba
Si empecé a tener amantes no fue tanto por sexo, sino más bien para hacer algo en lo que Marina no estuviese involucrada; claro que sí lo estaba y ninguna de las mujeres con las que salí me duró demasiado. Es mentira la solidaridad de las mujeres hacia otras mujeres. Cuando una amante me decía que le daba culpa estar conmigo porque yo estaba casado y pobre mi mujer, bla, bla, bla, era simplemente porque había conocido a otro o me estaba presionando. Un día hice la prueba con una amiga de Marina, artista plástica bastante reconocida, a la que nunca tomé en serio porque, si bien era linda, muy buena en la cama y podíamos mantener conversaciones interesantes, tenía el culo demasiado gordo para mi gusto. Le dije, si te da culpa me divorcio, no soporto la idea de perderte. La muy perra me abrazó y estalló en llanto. Menos mal que te da culpa hacer sufrir a Marina, pensé. En ese momento interpreté sus lágrimas como lágrimas de felicidad por haberla elegido a ella, pero ahora que reconstruyo la historia, es posible que hayan sido lágrimas de desesperación por no saber como decirme que andaba con otro. En fin, who knows?, de cualquier modo, llorar, siempre, siempre es ridículo.
Si empecé a tener amantes no fue tanto por sexo, sino más bien para hacer algo en lo que Marina no estuviese involucrada; claro que sí lo estaba y ninguna de las mujeres con las que salí me duró demasiado. Es mentira la solidaridad de las mujeres hacia otras mujeres. Cuando una amante me decía que le daba culpa estar conmigo porque yo estaba casado y pobre mi mujer, bla, bla, bla, era simplemente porque había conocido a otro o me estaba presionando. Un día hice la prueba con una amiga de Marina, artista plástica bastante reconocida, a la que nunca tomé en serio porque, si bien era linda, muy buena en la cama y podíamos mantener conversaciones interesantes, tenía el culo demasiado gordo para mi gusto. Le dije, si te da culpa me divorcio, no soporto la idea de perderte. La muy perra me abrazó y estalló en llanto. Menos mal que te da culpa hacer sufrir a Marina, pensé. En ese momento interpreté sus lágrimas como lágrimas de felicidad por haberla elegido a ella, pero ahora que reconstruyo la historia, es posible que hayan sido lágrimas de desesperación por no saber como decirme que andaba con otro. En fin, who knows?, de cualquier modo, llorar, siempre, siempre es ridículo.
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