Tendría que tener pudor en decir cómo empezó toda esta libre asociación, pero si tuviese pudor en mi blog, no tendría blog. Todo empezó con Primo Levi. Flor abstrajo de la conversación el nombre Primo. Después pensamos que si los padres de alguien que se llama Primo son amantes de las cosas ordenadas, al siguiente hijo le tendrían que poner Segundo. ¿y al tercero? El tercero tiene que ser nena y llamarse Trinidad. El cuarto también tiene que ser nena y llamarse Abril ¿Y el quinto? Quintín. Después Sixto, el séptimo Domingo, el octavo Octavio, ¿el noveno?, otra vez nena: Luna, ¿y el diez? el diez… acá nos trabamos un rato. Ah, pero claro ¿cómo no se nos ocurrió antes? Diego Armando. Uh, y cuidado con éste, que es el séptimo hijo varón.
4 comments:
para el séptimo me gustaba septimio, pero creo que ya me perdí la conversación.
bueno, lo cambiamos, no hay problema, total, todavía no nació.
¡qué buen post!
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