Con la hermanita de ViV perdí toda posibilidad de recuperar mi nombre. Desde que ViV le contó la anécdota, pasé a ser para ella la chica del subte (elipsis de “la chica que se cayó en la estación de subte”). En alguna oportunidad voy a contar lo que pasó el día de la primavera de 1998, en que por culpa, no de algún tipo de herida o quebradura, sino lisa y llanamente por culpa de mi timidez, terminé en el hospital Argerich en una silla de ruedas camino a la sala de traumatología. Hay mucha gente que nunca tomó un subte en su vida ¿vieron? Qué extraño. En La Boca no hay subtes, pero la gente viaja en subte igual. Nos tomamos cualquier colectivo hasta Alem y de ahí seguimos en subte porque es más rápido. La Boca es un barrio donde hay muchos borrachos y pintores, sin ir más lejos, yo, yo soy borracha, un poco, y además pinté un cuadro el lunes. Fui a la facultad, esa que queda cerca de mi casa y pinté uno. La profesora me dijo qué bueno, realmente está muy bueno, yo sabía. Por un momento pensé en tirarlo por la ventana, porque sí, pero no porque sí sí. Hay ventanas en el cuadro, no tan frías como las otras, las de las casas y los edificios, aunque, claro, también están menos, mucho menos ahuecadas. O no, no son ventanas, pero podrían serlo y todo lo contrario también ¿Qué es todo lo contrario a las ventanas? Ah… por eso está bueno mi cuadro.
8 comments:
me intriga porqué terminaste en el hospital aquella vez, conta!
beso
no queres saber emilie... es una historia muy sangrienta
Estás re-maleva en la foto del profile..
ahora más quiero saber funes!
ja, sí, un día la voy a contar. Pronto.
No soy yo Peluxx, pero es parecida ¿viste?
lindo post...
optimista porque es intimista e infantil, esa fue mi impresion...
da ganas de asomar una sonrisa.
a mi el tono inocente me hace largar una sonrisa por lo menos.
¿Cómo no sos vos?
¡Uh!
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