Mamá dice que papá, uno de mis primeros veranos en la playa, me llevó al mar y vino una ola gigante que me revolcó lo suficiente como para que en el resto de las vacaciones me negase terminantemente a volver al agua. Yo no me acuerdo de eso. Sí recuerdo que un par de años después fui con mi hermanita de la mano hasta la orilla para mostrarle el mar de cerca y también recuerdo su cara de sorpresa cuando se dio cuenta de que el mar nos estaba llevando. Hay una foto de ese momento, a papá le encantaba sacarnos fotos, teníamos mallas iguales, con un dibujo de hello kitty, pero la mía era rosa y la de ella amarilla. Ese día debió ser el único que pudimos ir a la playa, el resto de las vacaciones llovió y llovió y una noche hubo una tormenta tan terrible que a la mañana siguiente no pudimos salir del hotel porque las puertas estaban tapadas por la arena. El mar estaba a unos pocos metros, desde el comedor lo veíamos y a mí me encantaba, me parecía muy inspirador, no sabía bien para qué, pero no importaba, era la época en que me interesaban las cosas por sí mismas sin pensar mucho en el para qué. Otro verano, cuando tenía siete u ocho me hice amiga de una nena que paraba en el mismo hotel y hace días que en vano intento recordar su nombre. Puede ser que se llamase Rosario o Dolores. Tenía el pelo muy corto. A mí me daba un poco de tristeza Rosario o Dolores, porque no estaba con su mamá ni su papá y tampoco tenía hermanos. Veraneaba con dos tías abuelas, su mamá estaba trabajando y a su papá nunca lo vio, me dijo. Me daba tristeza, pero sobre todo admiración porque era tan... grande. Nunca se portaba mal, comía toda la comida y después de comer, en vez de ir al salón de juegos, al mini-cine o a pelearse con los demás chicos para subirse a las hamacas, en vez de todo eso, leía. Se iba a la sala de lectura con sus tías abuelas y se hiperconcentraba en libros enormes de tapas duras. Ahí estaba papá también . Yo, sólo porque quería estar cerca de Rosario o Dolores, a veces me llevaba un libro de los que encontraba en la habitación, pero a la segunda página sentía que mi cabeza se iba ablandando y en cualquier momento el peinado se me iba a desarmar. No aguantaba... y qué bronca me daba, porque como no sabía qué hacer empezaba a hablar y papá me decía que por qué mejor no me iba a las hamacas. Mis papás la amaban a Rosario o Dolores, y yo también, pero mi hermanita no tanto porque la consideraba una persona aburrida que jamás se hubiese prendido a hacer la torre de caracoles que hicimos una noche sobre la mesa de ping pong y que cuando empezaron a salirse de sus casitas y se convirtieron en una gran masa babosa nos hizo morir de risa porque los demás se estaban muriendo de asco. A mí igual no me aburría Rosario o Dolores, era una maestra de cosas útiles y las cosas que me enseñaba, yo sentía que servían para que mamá y papá me quisiesen más. Por ejemplo, un día sirvieron una sopa con fideos y si había algo que odiaba eran los fideos flotando en caldo ¡pobres fideítos ahogados! Rosario, desde su mesa, me hizo señas, entonces, siguiendo sus indicaciones mímicas, aprendí que apoyando la cuchara podía tomar sólo el caldo. A los ahogados me los comí después sin problemas, porque no me daban impresión los ahogados, sino los ahogados que flotaban. Cuando terminé la sopa le pedí permiso a papá para levantarme de la mesa y me fui con Rosario a dar vueltas por el hotel. A cambio de enseñarme a tomar la sopa le mostré unos pasadizos por los que nos metíamos con mi hermanita para jugar a “Laberinto” y le dije (y pocas veces sentí tantas ganas de que alguien me diga que sí) si no quería que mis papás la adoptasen.
Creo que se llamaba Dolores.
3 comments:
Yo tuve una vez un amigo que me duró un día. Lo conocí en mi club a la mañana y jugamos hasta la noche. No lo volví a ver nunca más, y varias veces me pregunté si no lo habré inventado...
En fin, que bonita historia la tuya.
ERA YO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Pasa que me cambié el nombre a Bebu para que nunca me rastrearas...............
Hola auyiiiiiiiiiiiiiiiii
Como andas?
Siempre perdidas nosotras!
hacia mucho que no visitaba tu blog y aca estoy! No se si te dije alguna vez pero me encanta como escribis! Debe ser la belleza de la neurosis :)
Ya se, nunca llame para ir a tu casa, pero la semana que viene tratare de ponerme media pila y mensajearte...Me lo voy a agendar!
Besotes Enormes!
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