Wednesday, March 25, 2020

Tres músicos y un profesor de contabilidad

había tres músicos
uno
licenciado en letras 
remera rayada y campera de cuero, otro
un comerciante de versos y, el tercero
hermoso y sucio

ensayaban una canción 

me dijeron
que a la cuenta de tres apretara un botón del teclado
un dos tres aprieto
pero estuvo mal porque era un dos tres y 
después del tres apretar, o sea
al cuarto tiempo

les dije que ya me había dado 
cuenta de que no era en el tres, sino luego 
del tres que tenía que tocar el botón
y aunque insistí 
la decisión fue irrevocable: me sacaron el teclado

a veces los artistas son más rígidos que 
un profesor de contabilidad, de hecho una vez tuve un profesor de contabilidad que 
me dio otra oportunidad y no me llevé la materia

además de que era profesor de contabilidad
recuerdo que le gustaba el color rosa dior 
y vino al funeral de mi abuelo a darnos el pésame

yo creo que no se puede reducir a las personas a aquello 
a lo que se dedican, son más bien eso que dicen
eso que hacen en los momentos que creen 
que nada quedará

¿qué nada quedará?

Fuegos artificiales

el aliento de las plantas
suspirando
una tarde
de chicas y chicos
en una esquina
como hojas de otoño que
no amontonó el viento
sino eso que 
también es transparente
una boligoma 
cósmica que dibuja
manchones de brillantina
en el cielo del conurbano
él está sentado en la bicicleta
apoyado contra la reja
hablando con una chica
papel picado en los 
cumpleaños, carrera
de embolsados, una foto
gastada, de la que 
pueden contarse
muchas historias
según la ocasión, según
quién la cuente,
según qué ojos
el papel puede quemar