Monday, February 27, 2006

Los asesinos tímidos


El 7 de marzo, a las 21.00 hs, en Bartolomeo (Bartolomé Mitre 1525) presentaremos la revista Los asesinos tímidos. Habrá un brindis y música en vivo.
Colaboran en este 1er. número:
*Juan Pablo Bertazza
*Jorge Dazet
*Ignacio Molina
*Diego Mytilene
*Ricardo Romero
*Edgardo Scott
*Enrique Solinas
*Cecilia Somoza
¡Los esperamos!
Juan José Burzi y Eugenia Rombolá.

Wednesday, February 22, 2006

Pura línea de demarcación

perímetro
contorno
esa mujer
debió haberse subido
a un caballo
tomar té
sólo eso
contorno
no comer

...

mi gato agonizaba
en el macetero
contorno
contorno
salí al parque e hice un pozo
cuando se murió

...

no fue fácil

me cansaba me quedaba
dormida en el pasto
perímetro
y después volvía a cavar

...

hice un pozo profundísimo
contorno

no era para él
lo hice para mí

...

esa mujer
no se animó a matarme
y una vez adentro
deseé
deseé

contorno

haber tenido
talento
perímetro
contorno

para la música

Antoinette Letourneau, 1995

Tuesday, February 21, 2006

Por estas cosas lo quiero

Aquí les presento a Clement, el perro de Houellebecq. ¿No es un corazón?

Cigarros

1. Robert me mira y se muere de risa. Le pregunto qué tengo (imagino que me escribí la cara con birome, o algo así, cosas que le pasan a las personas distraídas como yo). No, nada, me dice, es que el humito de tu cigarrillo le da justo al calendario. Miro el calendario que está sobre mi escritorio (me lo regaló Brenda, la responsable de Prensa de la Universidad hace unos pocos días). Dice: Programa de Promoción de la Salud "Por una Universidad sin humo".

2. En Secreto en la montaña se la pasan fumando y los fumadores nos morimos de ganas de prendernos un pucho. Sé de algunos que no aguantaron y salieron a fumarse uno afuera.

3. Pucho viene del quichua, lo leí el domingo en la Viva.

4. El humo del cigarrillo queda muy bien en cámara.

5. El domingo, además de leer la Viva, fui al cine a ver Dumplings. Delante de mí, un señor gordito sacó entradas para Secreto en la montaña. Después le preguntó al boletero de qué se trataba la peli. Éste le dijo: de dos cowboys gays. Todo colorado, el gordito respondió: Ah, si hubiese sabido antes no sacaba para ésta, aunque para mí el "no sacaba para ésta", en realidad fue un "no venía con mi mujer".

6. Dumplings es la versión oriental (y literal) de los niños envueltos. No recomiendo esa peli, además de pasarme la mitad del tiempo con los ojos cerrados, por culpa de la otra mitad que sí vi, voy a tener que ir otra vez al analista.

Monday, February 20, 2006

¿hubo un congreso blogger? ¿se habrán ido de picnic?

La cuestión es que hoy, en casi todos los blogs en los que entré, no había ningún post nuevo.

El juguete rabioso

Cuando Silvio Astier dice “y un espanto delicioso nos apretaba el corazón al pensar con qué ojos nos mirarían las nuevas doncellas que pasaban, si supieran que nosotros, tan atildados y jóvenes, éramos ladrones… ¡Ladrones!...” yo estoy casi segura de que estas señoritas morirían de amor. Y ni hablar si supieran que estos jóvenes atildados están a punto de robar una biblioteca.

Weekend

Frase que escucho últimamente en varios lados:
Ácidos eran los de antes.

Hipótesis de sábado a la madrugada:
El que fuma Parisienne lo hace para no convidar cuando le piden un cigarrillo.

Decepción Much Music de domingo a la madrugada:
La mancha de Rolando, después de un especial de los Rolling.


La foto es simplemente para llamar la atención (porque lo que falta en la realidad, se puede tener en el blog, no?)

Friday, February 17, 2006

Si Houellebecq fuera argentino:

* Se llamaría Miguel Hollebecci.
* Contaría sus hazañas sexuales con paraguayas candentes.
* Sus relatos no tendrían pollas, coños y gilipolleces, sino pijas, conchas y boludeces.
* En vez de hablar del islam, hablaría del neoliberalismo argentino como una religión obsoleta.
* Sería Jefe de Cátedra de Literatura de Siglo 21.
* Tendría fuertes vinculaciones con la secta de los leonardofabioístas, que aseguran haber clonado al primer peronista.

Monday, February 13, 2006

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #12

12. (y último: al final cambié de opinión y en vez de trece, tiene 12 capítulos) El amor
Marina dejó un mensaje en el contestador: Hola Andrés, te llamo para avisarte que el sábado paso a buscar las cosas que faltan, chau. Nada de “un beso”, ok, parece que su decisión de separase es más firme de lo que pensaba. Como ya me duele el culo de estar tanto tiempo sentado empiezo a ordenar un poco para que la mudanza sea lo más breve posible. En el cajón de su mesa de luz encuentro un pequeño papel, que, a pesar de su minúsculo tamaño, está doblado en varios pliegos. Es un poema de Bruno. Dice: en este mundo inmundo / que está lleno de dolor / los seres que lo habitan / son adictos al amor. Me fijo en la fecha. Tenía 7 años cuando lo escribió. Trato de recordar mi idea del amor a los 7 y no puedo. Tampoco puedo recordar mi idea del amor a los 15, ni a los 20, ni a los 30. Sólo me viene a la cabeza una idea del amor, la actual. Es la imagen de Marina, de Marina chupándomela.

Friday, February 10, 2006

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #11

11.El aire
A los veinte yo también me fui a Bariloche con la idea de quedarme a vivir, claro que la idea duró unos pocos meses. Apenas mi viejo me dijo que si me anotaba en la facultad, él me compraba un departamento, no dudé en hacer los bolsos y volverme a Buenos Aires. Cuando llegué a Retiro vi pasar un tren lleno de conscriptos. Mentiría si digo que yo podría haber estado ahí; ni yo, ni ninguno de mis compañeros del colegio inglés subió a un tren como ese. Si bien teníamos la edad justa, también teníamos familiares con el poder suficiente como para evitar que fuésemos a la guerra. Igualmente, siento que de alguna manera subí a ese tren; remarco el “de alguna manera”, a Malvinas sólo me es posible llegar a través de la representación imaginaria, que, aunque imaginaria, no deja de ser terriblemente densa, como el aire que respiro desde mi adolescencia y que si pude soportarlo, fue gracias a las drogas y a un pensamiento ingenuo, bah, en realidad estúpido, de creer que esas cosas no pueden durar para siempre.

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #10

10. El hijo
Bruno, el hijo de Marina, decía que quería ser poeta, hasta que se copó con los videojuegos y la televisión. Ahora sólo quiere ser estrella de rock, o en su defecto, futbolista profesional.

Thursday, February 09, 2006

Un poco más neurótica que de costumbre

Ayer tuve un sueño extraño: como mi psicólogo se iba de vacaciones, me derivaba a otro analista. Fui citada a las 22 hs. El consultorio se encontraba en una casa victoriana muy bonita. Yo estaba hojeando la Para ti cuando empezaron a llegar un montón de pacientes: una señora elegante con un afgano teñido de azul petróleo (es que ayer me dijeron que ese color será la vedette de la temporada), un rapero que tenía diamantes en lugar de dientes, una nena superdotada (coeficiente intelectual: 348) y un taxista neoyorquino (creo que eso fue porque leí el blog de Uralita). Como el analista está muy atareado los atenderá a todos simultáneamente, nos dijo la secretaria. Terapia de grupo, qué grasada, se quejó la señora del perro, pero cuando vio la sonrisa del rapero, dijo, bueno, a caballo regalado no se le miran los diam.., digo, los dientes. El consultorio resultó ser una especie de mini-restaurante con platos de porcelana y cubiertos de plata, divino, una monada y, oh sorpresa nos llevamos cuando vimos que el analista era nada más y nada menos que Mr. Freud. Resultó ser muy simpático. Comimos salmón y después nos presentó a Dora, que estaba sentada en la mesa de al lado con un rubio divino (me contó Dora que apenas salió la ley de divorcio le dio una patada al marido y se fue a Ibiza. Allí fue donde conoció al rubio Erik, masajista doctorado en dedos gordos. El pobre del ex, me dijo el taxista neoyorquino -ay, los taxistas saben las intimidades de todo el mundo-, cuando fue abandonado, se encaró a la amiga de Dora, pero ella no le dio pelota porque el único atractivo que él tenía era ser casado). Con la nena superdotada no hablé mucho, sólo le pregunté si la conocía a Sharon Stone y me dijo que sí, que era muy copada, pero como apenas tenía coheficiente 240, muchas cosas no captaba. ¿Qué le iba a decir yo después de eso, yo, que jamás me animaría a hacerme un test de coheficiencia intelectual por miedo a que me de más bajo que a Forest Gump? Así que me di vuelta y le pedí al taxista que me cuente más chismes. La nena superdotada, aburrida de nosotros, los neuróticos, se fue a la mesa esquizo y se sentó al lado de Pity. Escuché que le dijo: Ay Pity, vos sos el Charly Chorro del rock nacional. Tendrían que haber visto la cara de Pettinato: se puso verde de la envidia porque no fue a él al que se le ocurrió la frase más inteligente de la noche.
A las doce Freud nos dijo que se retiraba, pero si queríamos nos podíamos quedar porque tipo dos había una fiesta. Se fue por un caño, al mejor estilo Batman, y como había tomado mucho vino se pegó flor de golpe. Yo me hubiese quedado un poco más, pero con semejante ruido, hasta las marmotas se despiertan.

¡¡¡Queremos tanto a Darcy!!!


Ayer fui a ver Pride & Prejudice: Excelente. Los diálogos son exactos a la novela de Austen. Darcy (¡qué se puede decir de Darcy!) es totalmente encantador e irresistible. Hay una escena muy linda entre Charlotte y Lizzie. Lo que sí faltan son más diálogos entre Lizzie y su padre. El final es perfecto.

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #9

9.El auto
¡Pedazo de pelotudo!, ¡imbécil!, ¡sacá esa chatarra de acá, enfermo! Esos fueron algunos de los insultos que recibí cuando el 128, modelo 80, se me quedó en medio de la General Paz. Tiene un problema con la batería, me dijo Julio, un amigo al que le llevé el auto para que lo revise, y si frenás, después no lo vas a poder hacer arrancar otra vez. No me preocupé, el trayecto iba a ser corto. Lo que no tuve en cuenta fue que en las ciudades suelen haber embotellamientos que obligan a uno a frenar aunque no quiera. Sólo un insulto me irritó: ¡Pobre! Me gritó un tipo flacucho con los dientes medio podridos desde su Renault 12 desvencijado. Esto ocurrió pocos días después de haber vuelto de Bariloche. Recién separado, me dieron ganas de ir a visitar a mi hermana, que a los 18 se fue a vivir con su novio de ese entonces una vida de porro y artesanías. Casi dos años después de ese incidente mi situación económica cambió, y con el cambio surgió en mí un patético sentimiento de piedad hacia la gente como ese flacucho (y si hay piedad, también hay repugnancia), piedad que no se debe al hecho de que sean pobres, sino que sean de clase media pobre y estén vivos. Definitivamente la justicia no existe en este mundo, si así fuera, la clase media pobre debería desaparecer: no hay peor tormento que padecer todas las locuras de la clase media y carecer del dinero suficiente como para sobrellevarlas. Con la muerte de mi viejo, mi hermana y yo fuimos los beneficiarios de una importante suma de dinero. Lo primero que yo hice fue cambiar el auto; mi hermana, en cambio, se tomó un avión y se olvidó para siempre de la paz y el amor con olor a marihuana.

Wednesday, February 08, 2006

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #8

8.El padre
La pregunta de mi hijo hizo que mi neurosis se despertara de su largo sueño lacaniano. Saber el origen de la pregunta no me a ayudar a dejar de pensar en el asunto, es más, tal vez sea peor, reflexioné. Igual llamé a Juancito y le pregunté por qué me había preguntado eso. Me dijo que hace poco fue a la casa de una chica de la que se hizo amigo, no sé si en el colegio o en otro lugar, no le presté atención a esa parte, y ella le contó que su papá es escritor. Ah, ¡qué interesante!, ¿y publicó algo?, le preguntó Juancito. Ella le respondió: ¿Ves esa biblioteca enorme que está allá? Bueno, todos los libros que hay en esa biblioteca los escribió mi papá. Le pregunté a Juancito cómo era el apellido de su amiga. Aira pa, ¿por?

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #7

7.El tiempo
Mi interés por la literatura, hoy en día, es casi nulo, y cuando no trabajo, prefiero ver tenis o jugar al solitario en la computadora.

Tuesday, February 07, 2006

La farolera

El domingo soñé con arañas. Hasta ese momento no era aracnofóbica, es más, siempre creí que los aracnofóbicos eran bastante exagerados. Antes de haber tenido ese sueño, las arañas me causaban impresión, pero no una impresión que no pudiese manejar, digamos que era parecida a la impresión que me da lavar los platos, pero ahora ya estoy del otro lado, soy aracnofóbica hasta la médula, al punto de no comprender cómo es que antes no lo era. Al principio me alegré porque, si bien acababa de adquirir una fobia más, leyendo el significado de los sueños de no me acuerdo qué página esotérica, me enteré que soñar con arañas auguraba éxitos en los proyectos que emprendiera. Pero claro, que lo que me pronosticó la página resultó ser totalmente falso, ya que emprendí el proyecto de recordar en su totalidad la canción “La farolera” y no hubo caso, hay dos versos que no logro hacerlos salir de mi inconsciente:

La farolera tropezó
y en la calle se cayó
y al pasar por un cuartel
se enamoró de un coronel.
Alcen la barrera
para que pase la farolera
(mmmmmmmm)
(mmmmmmmm)
y encendió el farol.
A la medianoche se puso a contar
y todas las cuentas le salieron mal.

Me pregunto si seré la única de mi generación que sabe esa canción, o si en realidad era una canción común en esa época. Lo que sí me acuerdo perfectamente es que cuando me la enseñaron era muy chiquita y no sabía qué era una farolera. No sé por qué, me la imaginaba como un animalito rosa que usaba un sombrero con plumas (una mezcla de pantera rosa y hormiguita viajera). Por otra parte, también recuerdo que en esa época sabía contar hasta ochenta y cinco, por lo que el final me desorientaba bastante: las cuentas estaban bien, che, pobre farolera, la trataban de tonta y no era ninguna tonta:

Dos y dos son cuatro
cuatro y dos son seis
seis y dos son ocho
y ocho dieciséis
y ocho veinticuatro
y ocho treinta y dos
ánima bendita
me arrodillo en vos.

(qué pesado el que se arrodillaba: habiendo tantos lugares, justo en la farolera se tenía que arrodillar)

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #6

6.La novela
Hace unos días Juancito me preguntó si por el hecho de traducir tantas novelas no me habían dado de ganas de escribir una. Le respondí que no, y no conforme con mi monosílabo me dijo, ¿por qué no, papá? Se me ocurrió decirle que para escribir una novela el autor tiene que estar al tanto de ciertos temas, por ejemplo, si el protagonista es ingeniero en sistemas, tiene que manejar, aunque sea mínimamente, algo de su lenguaje específico, si en cambio el protagonista es un viajero, el autor debe conocer lugares, y yo no tengo ningún conocimiento específico ni conozco demasiados lugares, sobre todo, carezco de curiosidad y no me interesa saber algo en profundidad; tampoco en su superficie. Por otra parte, odio hablar, y los novelistas son unos grandes charlatanes. Ellos, además, se caracterizan por ser obsesivos, y yo debo reconocer que tantos años de diván me volvieron completamente histérico. En una época me obsesionaban las mujeres, ahora simplemente me quedó el miedo hacia ellas, un miedo inexplicable, como si viniera transmitido genéticamente, un miedo parecido al que ellas sienten por las ratas. Escribir una novela, al fin y al cabo, sería lo último que haría y jamás se me hubiese ocurrido pensar en eso si no hubiese sido por la pregunta de mi hijo.

Monday, February 06, 2006

Una vez que me dicen que me parezco a alguien linda...


Antes de que alguien emita opinión alguna, je sais, je sais perfectamente que nada que ver, pero ayer me dijeron que me parecía a Irène Jacob y me encantó; claro que tuve que seleccionar una foto en blanco y negro, sin demasiada luz: de otro modo, la diferencia sería rotunda.

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #5

5. La repetición
A los treinta, cuando los gemelos empezaron preescolar, me separé, y durante varios años salí con toda clase de mujeres, hasta que me aburrí, me deprimí y volví a casarme. El matrimonio reavivó mi interés hacia las mujeres y coleccionar amantes fue la actividad que más disfruté durante ese período. No es que no la quisiese a Marina, lo mío con ella fue amor a primera vista, en realidad, a segunda, la primera vez me pareció demasiado engreída y no le presté atención. Trabajaba en el bar al que yo iba siempre. Era hermosa y muy simpática; el problema es que era simpática no sólo conmigo, sino con todos, y eso, cuando comencé a salir con ella, me enfermaba de celos. Los celos es la sensación más insoportable que jamás haya sentido y creo que lo agravó el hecho de haberla experimentado de grande. Si estaba sobrio, se me retorcía el estómago, quería romperles la cabeza a todos y a ella me daba ganas de estrangularla; en cambio, si había tomado alcohol, sentía eso mismo, pero además me deprimía, vomitaba y terminaba tirado por ahí. Marina me llevaba a casa, me bañaba, me cuidaba, y yo no podía sentir otra cosa que odio en general, pero sobre todo hacia ella. Si sufrí tanto de celos, no fue porque Marina fuese sexy, sino porque fue ella la que empezó a interesarse por mí y con frecuencia yo pensaba que si se había interesado por mí, en realidad podía interesarse por cualquiera. Todo es un problema de autoestima, diría mi hermana. Cuando yo llegaba al bar, Marina se me acercaba, me preguntaba por el trabajo, qué libro estaba leyendo; un día me dijo si había oído hablar de un tal Houellebecq, tan renombrado ahora, pero que en esa época apenas era conocido en Argentina. No tenía idea de quién me estaba hablando, pero le dije que sí, porque tengo una natural inclinación hacia las mentiras, que no sólo no traen ningún beneficio, sino que además entorpecen las conversaciones. ¿No te parece un tipo inteligente, aunque un tanto misógino?, me dijo. Yo le respondí que la primera característica llevaba implícita la segunda, y me miró con cara de odio, pero se olvidó enseguida de mi comentario tan poco agradable y continuamos hablando de otra cosa. Yo no era descortés a propósito, ella me intimidaba, no solía pasarme que una chica hermosa se fijase en mí sin que yo hiciese nada para eso, además, cuando iba al bar, no tenía ganas de hablar de trabajo o de literatura, sólo quería estar con mis amigos y tomar alcohol para despejarme un poco de mis problemas. De cualquier modo, volví a caer en las garras del “estado civil: casado” dos meses después de acostarme con Marina, que en ese entonces, significaba para mí un regalo caído del cielo que no quería dejar pasar. Poco tiempo después empezó a trabajar conmigo haciendo traducciones. Ella, a diferencia de mí, que soy un improvisado, había estudiado el traductorado público. Igualmente, creo que mis traducciones son mejores: con ellas no quiero demostrar nada, en cambio Marina siempre necesitó mostrarse como una mujer culta e inteligente, típico de las chicas con buen culo. Ah, también, a diferencia de mí, le pagan las traducciones.

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #4

4.La madre
Al poco tiempo de la muerte de mi viejo, mi hermana (hermanastra en realidad, pero odio la palabra hermanastra), que tiene diez años menos que yo, se fue a la China, sí, a la China, literalmente, para bailar tango, y por lo que tengo entendido le fue bastante bien. Ahora vive en Alemania con un gigante que tiene cara de montañés y su hijo, por lo que pude ver en fotos, no se parece en nada a ella, creo que ni siquiera sabe hablar español. De mi vieja, dicen que apenas yo nací se enamoró de un empresario de Mercedes Benz y se fue a vivir con él a Alemania. A veces me dan ganas de ir a visitar a mi hermana, para ver si encuentro a mi vieja, pero al mismo tiempo, creo que, si es que todavía vive, no debe estar allí; una mujer que abandona a su familia por un hombre, es una mujer apasionada, y Alemania no me parece que sea el lugar propicio para una mujer de esa calaña, aunque puede ser que me equivoque, cualquier cosa que yo piense de Alemania está totalmente dentro del plano del imaginario, al igual que mi vieja, de la que sólo sé que nació bajo el signo de escorpio y conozco su cara por alguna que otra foto que me mostró mi abuela cuando era chico.

Friday, February 03, 2006

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #3

3. La familia
Empecé siendo diseñador de una editorial chica, que después creció y ahora podría decirse que es bastante importante (marca tendencias literarias, vi escrito por ahí), claro que esto es según el mundillo literario local y algún que otro medio gráfico; la verdad es que la editorial no es gran cosa si se tiene en cuenta la calidad de los escritores publicados. De vez en cuando aparece un poeta o un narrador potable, pero apenas su nombre pasa a formar parte del mundillo sucede lo inevitable: empieza a escribir bosta. De los que estábamos ahí al momento de hacer las primeras traducciones, el que mejor sabía inglés era yo, así que me convertí en traductor ad-honorem. Tendría que haber dicho que me paguen las traducciones, ya lo sé, pero las discusiones con Marina me quitaron las ganas de pasar por cualquier circunstancia de tensión; bastante había en casa como para seguir afuera. Por otra parte, el trabajo excesivo en medio de crisis conyugales es el aliciente perfecto. A los 23 nunca se me hubiese ocurrido pensar que sufriría crisis conyugales, pero por esa época se me cruzó Patricia en el camino y no pude evitar casarme con ella, no porque Patricia fuera irresistible (ya tendría que haberme dado cuenta en ese entonces, de solo ver las dimensiones de su madre, en qué iba a convertirse ese pequeño cachorro de bruja regordeta), lo irresistible era su familia. Sí, hasta la bruja mayor de mi suegra me cautivó. Nunca había asistido a grandes reuniones familiares. Los domingos íbamos a la quinta de los padres de Patricia, comíamos asado, y aunque ellos eran judíos, festejaban igual navidad y año nuevo. Me encantaban esas reuniones, tener una familia era maravilloso. Después vinieron los gemelos, Juancito e Irina, los pañales, las enfermedades infantiles, los imprevistos, los líos financieros por gastar más de lo que teníamos, los roces con mis suegros justamente por eso, y finalmente, el divorcio.

Thursday, February 02, 2006

Uncyclopedia

Pág. recomendada:
http://uncyclopedia.org

Lucy in the Sky with Diamonds
From Uncyclopedia, the content-free encyclopedia.

Lucy van Pelt is Lucy in the Sky with Diamonds. She always wanted to marry rich. Unfortunately, Lucy's childhood love, the neighbourhood-pianist Schroeder, was never destined to be his generation's Elton John. Therefore, Lucy married Paris Onassis, Greek shipping-and-air tycoon, whom she met at one of socialite Charlie Brown's fêtes.
As Paris' widow, she reconfigured Paris' Onassis Airways to be Lucy in the Sky with Diamonds, catering to the Hard Rock Cafe crowd. She hired Da Coolest pilots and crews.
Lucy's fortunes unfortunately took a nosedive when, on one of the airline's Boston-Liverpool flights, the pilot was in a moment of fancy and crash-landed the airplane into Strawberry Fields.
No longer in the airline business, Lucy in the Sky with Diamonds now specializes in skywriting.

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey #2

2. La prueba
Si empecé a tener amantes no fue tanto por sexo, sino más bien para hacer algo en lo que Marina no estuviese involucrada; claro que sí lo estaba y ninguna de las mujeres con las que salí me duró demasiado. Es mentira la solidaridad de las mujeres hacia otras mujeres. Cuando una amante me decía que le daba culpa estar conmigo porque yo estaba casado y pobre mi mujer, bla, bla, bla, era simplemente porque había conocido a otro o me estaba presionando. Un día hice la prueba con una amiga de Marina, artista plástica bastante reconocida, a la que nunca tomé en serio porque, si bien era linda, muy buena en la cama y podíamos mantener conversaciones interesantes, tenía el culo demasiado gordo para mi gusto. Le dije, si te da culpa me divorcio, no soporto la idea de perderte. La muy perra me abrazó y estalló en llanto. Menos mal que te da culpa hacer sufrir a Marina, pensé. En ese momento interpreté sus lágrimas como lágrimas de felicidad por haberla elegido a ella, pero ahora que reconstruyo la historia, es posible que hayan sido lágrimas de desesperación por no saber como decirme que andaba con otro. En fin, who knows?, de cualquier modo, llorar, siempre, siempre es ridículo.

Wednesday, February 01, 2006

Everybody's got something to hide, except for me and my monkey

Estos días escribí un cuento que paso a publicar a modo de folletín. Es la historia de Andrés, un personaje recurrente en mis relatos. Se divide en 13 breves capítulos, así que hasta el 13 de febrero (qué casualidad, justo es el día en que vuelve mi psicólogo de vacaciones) no se sabrá el final, nada sorprendente por cierto: eso del efecto impactante no está dentro de mis competencias literarias, es más, tampoco logro que en mis cuentos pasen cosas, que los personajes se transformen, que las circunstancias atrapen al lector, en fin, se me podría acusar de posmoderna, pero tampoco, el posmodernismo es muy antiguo y yo soy tan verde... Ah, y hablando de verde, el cuento carece de título, es que nunca logro dar con títulos que me agraden, ellos son para mí algo así como tréboles, no de cuatro, sino de cinco o seis hojas (perdón, pétalos). Los que sí están titulados son los capítulos. Ahí va el primero:


1. Las lágrimas
Marina acaba de irse. La ayudé a bajar los bolsos, pero subí antes de que llegue el radiotaxi. Que no me gustan las despedidas es un argumento muy débil para justificar que los dejé solos, a Brunito y ella, en la vereda a las cinco de la madrugada, ya lo sé, ¿a quién le gustan las despedidas?, pero es eso, no hay otro motivo. Además podrían haberse quedado, a mi no me molestaba que viviesen conmigo, aunque, para qué negarlo, sí me molestaba, era un verdadero fastidio, pero jamás le hubiese dicho a Marina que se fueran. Igual se fueron, y acá estoy, sentado en la cama, sin saber qué hacer, qué pensar. A los treinta y dos, cuando salíamos del velatorio de mi viejo, le dije a Anita, mi hermana, que sentía algo extraño; me preguntó qué sentía y traté de describírselo de manera muy rudimentaria, así soy yo cuando se trata de hablar: es como si una pelota estuviese dando vueltas adentro mío; cuando inhalo sube, pero no sé desde dónde sube y tampoco hasta dónde sube, es una sensación de subida nomás; y cuando exhalo me pica la nariz. No es una picazón molesta como suelen ser las picazones, sino más bien dolorosa, bastante dolorosa. Mi hermana, cuya principal característica, al menos para mí, siempre fue la de saber de qué se trata esto de estar vivo, me respondió que cuando ella siente eso, llora. Tenés ganas de llorar, pobrecito, y no sabés.

Ahora, a los cuarenta, sentado en la cama lloro, pero no creo que sea porque haya aprendido, sino porque no sé qué hacer. Además, llorar es ridículo, no significa nada. Sin ir más lejos, tengo el ejemplo de mi propia hija, que cuando murió su perro, al cual ella adoraba, según mi opinión de manera exagerada, no dejó de asistir al cumpleaños de una de sus compañeritas de jardín, y dicen que jugó toda la tarde como si nada, pero un año después, cuando murió el canario de su madre, al que nunca le había prestado una atención especial, lloró desconsoladamente, y cada mañana al levantarse nos preguntaba si la muerte del canario había sido una pesadilla; cuando le respondíamos que efectivamente el canario había muerto, lloraba y no quería tomar la leche. Así pasaron semanas, meses quizás.

No creo que vuelva a dormir en la cama. Me acostumbré al sofá, que si bien no es cómodo, tiene una gran ventaja: es impersonal, a diferencia de las camas, que siempre son de alguien. Cuando me levanto retiro las sábanas y nadie tiene modo de saber que dormí allí. Mi sueño no deja rastros y eso me causa un raro placer; es como si no durmiera, pero sí duermo. La que no puede dormir es Marina. Tal vez se fue para probar si en otro lado se le va el insomnio, no sé, no sé por qué se fue. Casi no sé nada de ella. Desde el inicio de la relación, sin contar la etapa de conquista que consistió en unas pocas salidas, siempre fuimos “nosotros”. Rara vez hablamos de temas individuales. Es cierto que nos unen muchas cosas: trabajamos de lo mismo, nacimos con seis años de diferencia, yo en el 62 y ella en el 68, pero los dos somos de géminis, nos drogamos bastante en nuestra adolescencia, tenemos hijos, cada uno por su lado, pero los dos compartimos el hecho de ser padres de chicos posmodernos, y sobre todo, siempre nos pesó mucho la soledad. Estando juntos nos habíamos olvidado de ella, pero eso tuvo su precio, bastante caro por cierto.